miércoles, 26 de septiembre de 2012

Algunos trazan estrategias, otros confían en el destino su suerte, otros creen que poseen todas las armas que necesitan, y lo que muy pocos ven es que todo llega en su momento.♥


Dicen que si llamas a algo por su nombre se vuelve real, que si tus pensamientos los sacas de tu cabeza y los expulsas en voz alta ya no son pensamientos, sino ideas. Dicen que nuestra mente y todo lo que ella crea es libre, no existen límites ni vetos, pero tenemos que aprender a callar lo inapropiado y a decir lo coherente. El dolor sólo se vuelve verdaderamente tangible cuando tiene un motivo exacto, lógico y relevante, no cuando sólo es una vaga suposición de por lo que puede estar causado. El miedo puede considerarse un mecanismo de precaución ante el dolor, ante el mero recuerdo de sufrir, pero la curiosidad por ir más allá y la esperanza de que aquella vez sea distinta nos lleva a apartar el miedo y ser vulnerables a dolor. Y así es como la inocente caperucita llegó hasta el lobo feroz a pesar de las advertencias de su madre. Y así, por muy estúpido que nos parezca o muy astutos que nos creamos, somos todos los seres humanos. Algunos trazan estrategias, otros confían en el destino su suerte, otros creen que poseen todas las armas que necesitan, y lo que muy pocos ven es que todo llega en su momento.

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