miércoles, 12 de diciembre de 2012

Mi mayor deseo ? Tu sin duda alguna.♥


Quiero ese '' buenos días dormilona'' todos los días, que me abraces cada vez que me veas, quiero que me beses lentamente, que me digas que me quieres y que soy la única en este planeta que te hace feliz. Quiero que tus ojos brillen cuando miren los míos, que nos piquemos y los arreglemos al minuto siguiente con un largo beso, quiero ponerme nerviosa cada vez que quede contigo como en la primera vez, quiero sentir esas mariposas en el estomago cuando estoy contigo que día tras día hagas que crezca una mariposa mas, yo te quiero a ti mi amor.

No saber si seguir , o desaparecer.♥



No saber si luchar o rendirte. No sabes si irte o quedarte, porque sabes que te necesita, no sabes si después de tantos meses merece la pena estar a su lado, no sabes si perdonar mas o dejarlo escapar, tienes esa sensación de que no puedes irte, sabes que te hace mal, que a si no lograras lo que quieres; olvidarle. No sabes si el te echara de menos ni si se acordara de ti, desearías que un día te enviara un mensaje diciendo '' te echo mucho de menos, vuelve por favor'' pero sabes que eso no pasara, y te duele. Quieres ser feliz, pero no sabes cual es la manera correcta ya que en un pasado cometiste un error y no quieres volver a cometerlo. Sientes impotencia porque no puedes hacerle feliz, quieres con toda tu alma que lo sea pero no puedes hacer nada, aveces piensas que la mejor manera seria desaparecer de su vida, pero sabes que ambos lo pasaríais mal.

Acepta el pasado, vive el presente y cuida tu futuro. ♥




La vida es un libro, un libro lleno de colores que tu puedes elegir, puedes decidir si pintar tus paginas de negro o de color, a veces no puedes decidir lo simplemente te queda sin tinta de color y te toca vivir lo todo negro, también podemos hacerlo a lápiz pero eso puede significar que no tienes entusiasmo que lo haces a lápiz para poder borrarlo algún día si te arrepientes, lo que la gente no sabe es que aunque lo borres y creas que no a quedado nada, deja marca y se nota que as borrado. Porque lo echo echo esta y el pasado es pisado y aunque aveces nos duela mucho recordarlo ya esta echo y no podemos hacer nada al respecto, porque en esta vida hay que vivir el presente y cuidar tu futuro.


jueves, 22 de noviembre de 2012

"Cuánto daría yo por tener solo un momento, un poquitito de tiempo."♥

Arrepentimiento. Ese sentimiento que en algún momento todos hemos tenido. Esa rabia por haber decidido mal. Esa impotencia por no poder cambiar las cosas. Notar que ya es tarde, que lo que digas ahora ya no importa. Sentir cómo os alejáis, poco a poco, lentamente, como más duele. Cargar con tu decisión sobre la espalda, bueno, con ella y con sus consecuencias. Quitarte el peso de encima con lágrimas que no van a curar nada. Odiarte por hacer caso a la razón y no al corazón. Notar cómo mueren planes que ni si quiera habían nacido. Besos marchitos en tus labios esperan que vuelva, pero no lo hará, ha pasado mucho tiempo ya. Un viaje en el tiempo, solo uno, y poder callar tú razón y la suya con un beso, y cambiar toda vuestra historia.
 Todo lo que un beso podría haber cambiado, es todo lo que ahora echas de menos.

Risking it all in a glance.♥


Ella no era chica de rollos de una noche. Nunca le gustó regalar sus besos, porque pensaba que era lo último que le podías dar a alguien: tu cuerpo. No había deseado unos labios que acabase de conocer, y si alguna vez lo hizo, supo disimularlo. Él era el típico chico que coleccionaba besos. Era aplaudido por sus amigos cada vez que su colección se agrandaba. Besos: muchos; sentimiento: no sabía el significado de esta palabra. Comenzaron a hablar, se conocieron una noche, ¿casualidad? Él pensó que era perfecta para agrandar su lista. Ella pensó que él podría ser perfecto a largo plazo. Bailaron, rieron, salieron de la discoteca:
-¿Te apetece dar una vuelta?-Se trasparentaron las intenciones de él.
-Es algo tarde, mejor otro día, ¿vale?
-Puedo acompañarte a casa si quieres.
-Vale.
Él rodeó su cintura durante todo el trayecto. Ella estaba empezando a rendirse, pero no quería, había oído hablar demasiado sobre él.
-Es aquí.
-¿Dos besos?
Ella no dio opción a nada más, aunque luego descubriría que había abierto la puerta del arrepentimiento. Sacó las llaves del bolso, y ahora sí, conscientemente abrió la puerta de su casa.
-Hasta luego.
-Adiós.-La puerta se cerró tras esta despedida, pero ella no subió las escaleras.
Él comenzó a andar con paso lento, rumbo a la discoteca, intentando olvidarse de la presa a la que no había sido capaz de cazar para localizar otra; pero algo le hizo detenerse. Lo mismo que hizo que ella volviese a abrir la puerta y comenzase a correr hacia él.
Se abrazaron, él la levantó en el aire, leyó sus ojos, respondió con un beso.

The way you make me feel.♥


No eran la pareja perfecta. Discutían a menudo. Rara vez estaban de acuerdo. Ni si quiera pegaban físicamente. Nadie apostaba por ellos. Lo que los demás no sabían es que a él le encantaba el olor del pelo de ella, le encantaba hacerla sonreír cuando lloraba después de haber discutido, le encantaba abrazarla cuando menos lo merecía, porque sabía que era cuando más lo necesitaba, le encantaba la forma en que ella le mordía la oreja para despertarlo los días que a él se le pegaban las sábanas, le encantaba sentir sus pasos atravesando el pasillo y de repente verla aparecer con su figura escasamente cubierta con un pijama que a él le parecía que sobraba, le encantaba cómo el Sol se posaba sobre su pelo, le encantaba que ella se pintase las uñas de rojo, le encantaba que dejase la marca del gloss sobre su cuello. Tampoco sabían que ella amaba los ojos profundos de él y esa forma de comerle con la mirada, amaba cómo le mordía los labios a mitad de un beso, amaba la manera en que él le acariciaba el pelo cuando ella apoyaba la cabeza sobre sus piernas, tumbada en el sofá, amaba cómo sin hacer ruido se presentaba detrás de ella y la rodeaba con aquellos brazos que ella tanto amaba, amaba cada discusión porque sabía que conllevaba una reconciliación, amaba usar sus sudaderas para dormir y el olor que estas dejaban en ella, amaba cómo poco a poco su espalda se iba ensanchando, amaba el olor de zumo de naranja recién exprimido que atravesaba la casa llegando al dormitorio algún que otro fin de semana que él se despertaba antes solo para verla dormir.
Pero, ¿sabéis qué? Que a ellos les daba igual todo esto, posiblemente si la gente no supiese esas cosas es porque nunca habían querido como lo hacían ellos.

We might stopped hugging but I will never forget how you smell.♥


Sentado en su habitación, ignora completamente que ella se encuentra en la misma situación. Se tumba en la cama y pone música, volumen a tope, ni siquiera quiere oír sus pensamientos. Pero fracasa, la sonrisa de ella siempre cubre su mente. Más volumen. <<Mierda, ya no se puede subir más>>. Envuelve su cabeza en la almohada e intenta tararear algo. Ni si quiera la música ayuda, cada nota le marca a fuego su nombre, cada compás abre heridas que apenas habían cerrado, cada verso trae un recuerdo. <<Malditas canciones>>. Se levanta. Coge la foto de ellos que hay en la pared. <<No. Maldito yo y mi siempre presente orgullo, que me hace callar tantas cosas que quiero gritar. Era tan sencillo. Si la quería, ¿por qué la dejé escapar?>> La aprieta contra su pecho. Se deja caer sobre la cama, saturado de recuerdos y borracho de melancolía. 


Tumbada sobre la colcha que recubre su colchón, escucha el CD en el que solo hay canciones tristes. No ha cenado, en el menú no estaban sus besos. Sus lágrimas enfrían su rostro. Lleva puesta una sudadera de él, que aún conserva su olor. Todavía se acuerda de cuándo se la regaló. Sonrie, pero es una sonrisa bastante fugaz. Ya no tiene a quien antes le besaba el cuello. Agacha la cabeza, cierra los ojos e inspira el aroma de la sudadera. Abrazos, caricias, sonrisas, sorpresas, mordiscos, besos, cosquillas. Es increíble que un único olor pueda traerte tantas cosas. Exhausta de impotencia y consumida en buena parte por querer poseer un orgullo mayor al de él, lanza un pequeño gemido, se seca las lágrimas con las mangas de la sudadera, para la música y se dispone a salir para decirle cuánto lo quiere y cuánto se están equivocando, que no se hacen ningún bien así y que se hacen perfectamente el uno al otro. Pero tarde. Cuando abrió la puerta él ya se había adelantado y esperaba en su portal.